El Encargado lo sabe bien… pero finge preocuparse por nuestros ancianos
Es absolutamente falso que el Encargado de Negocios de Estados Unidos en Cuba —y su gobierno— estén verdaderamente preocupados por los ancianos cubanos. Ni siquiera lo están por los suyos, muchos de los cuales, en estos momentos, enfrentan la amenaza real de recortes drásticos en los fondos que sostienen los centros que los acogen.
El mismo funcionario que posa como protector de nuestros adultos mayores, es el Encargado del Bloqueo: sabe perfectamente que los hogares de ancianos en Cuba hacen milagros con recursos limitados, y que el combustible que su gobierno persigue con tanto afán tiene un impacto directo en la vida cotidiana de millones de cubanos. Especialmente la de los más vulnerables: los ancianos, los enfermos, los niños.
Él lo sabe bien.
Sabe también que su gobierno hostiga, chantajea y amenaza a potenciales inversionistas que se interesan en cooperar con Cuba, con el único objetivo de impedir cualquier vía de financiamiento o desarrollo económico independiente. Sabe que persiguen todas las fuentes legítimas de ingreso que podrían sostener y avanzar nuestro modelo social.
El Encargado sabe bien —y no lo puede negar— que durante la pandemia se nos negó incluso el acceso al oxígeno que pudo haber salvado muchas vidas. Aun así, en esta Isla bloqueada, ningún anciano fue descartado ni privado de atención. Aquí no los ignoramos, no los desechamos por ser más débiles o costosos. Aquí, como decía Fidel, nadie sobra y a nadie se abandona.
Él sabe bien que miente. Y sabe bien que no le creemos.
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