Relato «El café de los sueños»
Era verano, estaba sólo en casa en Madrid, era fin de semana de verano y se me ocurrió hacer una pequeña excursión, a mi querida y hermosa ciudad de Zaragoza, sin duda una ciudad que tengo en mi corazón, la noble capital aragonesa es una ciudad que enamora, paré a tomar un cafecito, un café pedí que olía a canela. Estaba sentado en una mesa en la esquina, estaba leyendo un libro muy interesante, estaba emocionado porque me iba a encontrar sin comerlo ni beberlo a la chica de mis sueños , sabía que era un poco locura imaginarlo, pero mi corazón latía fuerte solo imaginarla, fantasía alimentada por noched de streams y susurros digitales.
Y aparecío mi angel soñado, la streamer que me ha robado el corazón, era mas linda todavía en persona y ya es decir, con una sonrisa que iluminaba hasta el rincón más oscuro. Parecia buscar a alguien, y por un instante, nuestras miradas se cruzaron. El tiempo se detuvo en aquel instante. Ella sonrió timidamente y se acercó hacía mi.
- ¿Eres tú…? – Preguntó con esta dulce voz que tenía.
- Si -Logré responder, con unos nervios, sintiendo el corazón me latía en la garganta.
Resultó que una amiga en común, sabiendo de mi admiración, le había hablado de mí. Era una casualidad asombrada, una magía del destino. Hablamos durante horas, hubo una conexión entre nosotros inesperada y milagrosa porque no decirlo, hablamos de nuestros sueños, de mis recuerdos, de las vida y sus ironías. Descubrí que aquella preciosa streamer había una mujer con una sensibilidad increible, inteligente y llena de matices. Ella, a su vez, parecía intrigada por mi madurez, por la melancolía que se escondía en mis ojos.
Reímos, compartimos secretos a medios, y, por un instante, olvidamos la distancia que nos separaba: la edad, las circunstancias, la vidas paralelas. En ese café, éramos simplemente dos almas conectadas por una chispa inexplicable.
Cuando nos despedimos, la atmósfera se tensó. Sabíamos que este encuentro era una excepción, un parentesis en la realidad. Ella tenía su mundo, sus metas, su camino. Yo, el mío, marcado por el tiempo y las responsabilidades.
Nos abrazamos y nos besamos en los labios apasionadamente, sentí una felicidad inmensa en este instante y quería que nunca acabara pero nos teníamos que despedir.
- Eres una persona muy linda, pero lo nuestro no puede ser, pero si diera marcha atrás en el tiempo, ten por seguro que iría a buscarte, eres un hombre maravilloso y me encantó estar contigo – dijo ella.
- Lo entiendo, perfectamente, preciosa, no te preocupes, me hiciste inmensamente feliz y nunca olvidaré este momento, lo llevaré dentro de mí, te llevaré en mi corazón, muchas gracias por hacerme tan feliz, muchas gracias por dejarme soñar, te amo si pero se que lo nuestro es imposible, no estoy triste, soy feliz porque sucedió este inolvidable momento.
Se fue, dejándome con el eco de su risa y el sabor agridulce de lo que pudo ser y no sería. Regrese a casa, nostálgico y a la vez feliz, un encuentro que quedaría grabado en mi memoria como un instante de felicidad y de luz, un amor fugaz pero intenso, un momento inolvidable que, aunque imposible, me recordaría siempre que al vida, a veces, nos regala pequeños milagros.
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