«Éstas fuerzas [de ultraderecha] han demostrado tener una enorme facilidad para avistar los fallos del mecanismo democrático y colarse por ellos en una maniobra de destrucción desde dentro. Han sido capaces de identificar —y manipular, y exacerbar— los problemas que crea una gestión errónea y cruel de la migración, especialmente en los barrios y territorios más pobres; han olfateado el miedo y la inseguridad que sienten no pocos jóvenes varones ante el avance de un feminismo que cuestiona, como es necesario, los patrones históricos de la masculinidad, y han tenido la astucia de detectar el fondo de indignación que subyace en quienes consideran que su territorio vuelve a ser sacrificado para que otros acumulen riqueza, antaño inundando valles para producir electricidad, ahora con instalaciones de energía renovable ajenas a las realidades y demandas de desarrollo de cada región.
»Son solo tres ejemplos, pero analicen el discurso de los líderes de la ultraderecha y comprobarán cómo la migración, el feminismo y la transición ecológica son tres de los ejes que, operando sobre ese contexto populista de un pueblo que desconfía de unas élites cada vez más alejadas, y unas desigualdades —no sólo económicas— que se tornan estructurales, están abriendo profundas brechas por donde se cuelan los discursos xenófobos, machistas y negacionistas
»Los analistas de las ciencias sociales son muy conscientes de cómo se ha llegado a este punto: factores derivados del sistema económico global que ha impedido la instauración de sociedades más justas, el cansancio de los laxos partidos tradicionales que han tolerado maniobras tácticas de todo tipo, la corrupción de alto y bajo nivel, la fatiga de las sociedades ante sus sistemas libertarios más activos, etcétera, factores que no parecen ir acompañados de arrepentimiento ni remordimiento por parte de sus responsables.»
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https://elpais.com/opinion/2025-06-02/lo-que-la-izquierda-no-quiere-ver-abre-el-paso-a-la-ultraderecha.html