La gente que habla de las maravillas de la IA es consciente de que si hubiéramos destinado los mismos recursos y energía que en su desarrollo a otra cosa, como por ejemplo, no sé, acabar con el hambre en el mundo, lo más probable es que lo hubiéramos logrado dos veces.
Pero no, ahora tenemos una montruo consumidor de agua capaz de satisfacer los deseos más banales y más desigualdad social.