En este tiempo de vuelta en Chile, y en vísperas de volverme a España, he estado pensando en lo surrealista de nuestras historias familiares y de los vecinos, las comunidades. Es una realidad muy diferente, tanto así que para otras realidades pasaría por fantasía. (Lo que me recuerda al Realismo Mágico)
En mi casa hemos estado hablando de mi tío al que cambiaron al nacer, hijo de una gitana fugada de su comunidad al rechazar un matrimonio con un anciano, fugada con una protección espiritual, casada con un mapuche que venia de fugarse con su profesora. Mi tío el que se enamoró de su tía y tuvieron 2 hijos, uno de ellos un indigente acuchillado en la calle, mi tío, el que cuando se cortó el dedo se lo pegó con neopren para no ir al médico. Hermano de mi tía Rosa, la que se sospechó no era hija natural de mi abuelo, quien por esa razón la fue a vender por una vaca y 2 cervezas en Temuco, llevando consigo a todas sus hijas e hijos, repartidos por varias zonas del campo... a los 2 años fueron devueltos excepto mi tía Rosa quien quedó durante más de 30 años sin saber que tenía familia.
Hablamos de primos asesinados a disparos, otros prófugos, otros que hablan de resucitar desde la muerte, hijos perdidos, vendidos, cambiados, primas que son abuelas a los 30 años.
Todas estas historias cuando las cuento en España, es posible que no las crean, son fantásticas... conocer estas realidades te hace entender porque a nuestras abuelas les gustan las telenovelas que llaman culebrones, y porque el Realismo Mágico expresa tanto nuestra identidad, como esa amalgama cultural que reúne lo africano, indígena y lo europeo. Como dijo Skármeta "En América Latina, la realidad es tan delirante que la fantasía es una forma de ser honesto."
