Vale, lo voy a decir.
Saber que un subordinado está sisando es algo realmente difícil. Hacerlo cuando maneja un presupuesto de miles de millones es casi imposible.
Toda la gente que se está rasgando las vestiduras diciendo que es imposible que #Sánchez no supiera lo de #Cerdán, que me expliquen cómo lo habrían hecho ellos para detectarlo.
¿Monitorizas sus cuentas? Usará la de algún amigo, o una en Suiza.
¿Le espías? Entonces el que comete un delito eres tú. Además, ¿vas a espiar a todos los ministros y sus cargos más importantes? ¿A todos?
¿Vigilas con lupa las cuentas de los ministerios? Eso ya lo hace el tribunal de cuentas. Y, obviamente, las mordidas no salen en las cuentas oficiales.
La #corrupción puede ser tan sutil como que alguien le chive a un amigo suyo constructor cuánto ha pujado la competencia para que él puje un euro menos y se lleve el contrato. A ver cómo te enteras de eso.
La corrupción es una de esas cosas que se pueden (y deben) combatir, se pueden limitar, pero no se pueden erradicar.
Y al que piense lo contrario, tengo un puente precioso que venderle.
Luego ya si Sánchez sabía o no sabía, pues yo qué sé.
No es como si alguien hubiera estado paseándose por Ferraz todos los meses repartiendo sobres con estampitas, ¿me explico?