En 1935, Maybelline lanzó un anuncio destacando su primer producto estrella: el obscurecedor de pestañas. Este innovador cosmético fue diseñado como una especie de sombra en polvo que, al mezclarse con agua, se convertía en una pasta ideal para oscurecer las pestañas. Usando un pequeño cepillo, las usuarias podían aplicar la mezcla, logrando un efecto dramático que resaltaba su mirada.
El anuncio evocaba una imagen de belleza ideal: una hermosa dentadura para forjar sonrisas irresistibles, una tez cuyo terciopelo invita a la caricia; pero el supremo encanto, la quinta esencia de las emociones, radica en los ojos. Con el obscurecedor de pestañas de Maybelline, las miradas adquirían una intensidad inigualable, capturando la atención y dando profundidad a la expresión.
Este producto pionero abrió el camino para la popularidad de Maybelline en el mundo de la belleza, proporcionando a las mujeres una opción accesible y eficaz para realzar sus pestañas de manera sencilla y atractiva.
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