Estoy leyendo "La venganza de la geografía", de Robert D. Kaplan, que sé que es un clásico y lectura obligada para todo el que le interese la #geopolítica, y está resultando muy interesante y, por momentos, esclarecedor. Cómo ilustra el papel crucial de la geografía en la formación y evolución de las culturas y las civilizaciones y sus relaciones de poder. Y cómo al final la geografía, pese a los frecuentes intentos de contravenirla, (casi) siempre se impone.
A modo de muestra, la revelación de que las civilizaciones prosperan en las zonas templadas; y de que, dado que la inmensa mayoría de la masa terrestre se encuentra en el hemisferio norte, por fuerza las civilizaciones más desarrolladas y el dominio estarán siempre en las zonas templadas del hemisferio norte, nunca en el hemisferio sur, que siempre tendrá un papel secundario si no marginal. Luego desarrolla las oscilaciones de poder, pero siempre es ahí: Centro y Norteamérica, Europa y Norte de África, Medio Oriente, Asia continental (incluyendo el subcontinente indio) y Lejano Oriente.
Esto es fácil de ver mirando un globo terráqueo (no un mapa mundi, habitualmente distorsionado por la proyección Mercator): si se mira desde arriba, desde el polo, se verá que la inmensa mayoría es masa terrestre rodeando un pequeño océano circular, mientras que mirando desde el Polo Sur el 90 % de la zona templada habitable es océano, salvo unas lenguas de tierra (África Subsahariana, la isla australiana y el Cono Sur americano).
Según hace ver, el hecho de que estas regiones no hayan alumbrado grandes civilizaciones no es porque sean menos capaces, sino porque, ya sea por el océano, el desierto del Sáhara o la selva amazónica, barreras infranqueables, han sido masas terrestres no muy grandes que han estado siempre aislados del resto del planeta; y además, también inconexas entre sí.
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