Durante años, José Luis Espert construyó su imagen pública primero como economista mediático y luego como político siendo violento, cruel, insultador serial, misógino, macartista, patotero, cínico, facho... El archivo al respecto es amplio y al alcance de cualquiera con ganas de buscar un poco.
En estos últimos días, con el avance el escándalo por los pagos injustificados y favores que le hizo un acusado de narcotraficante y estafador, fue sostenidamente negador, retaceador y evidente mentiroso.
Hoy, la novedad es que, redepente, se convirtió en un tipo sensible, acongojado, autocrítico, autodefinido como "ingenuo" y "estafado", que llora en vivo y se presenta como víctima de (sic) "los hijos de puta de los kirchneristas" y "el hijo de puta de Grabois".
Difícil de encontrar un acumulado de falsedad, indignidad, miseria y cobardía tan compacto.