@ramontrivino Aquí la segunda. Al final van a ser tres partes, que he partido mal. Gracias de nuevo por compartirlo.
#DiversidadCultural
Añade que no debemos olvidar que detrás de cada migrante hay historias duras: “Estamos hablando de personas que han dejado sus países por circunstancias que nadie querría vivir. Aquí intentamos acogerlas con dignidad, como lo que son: personas que quieren trabajar, vivir y establecerse en Burbáguena y en la comarca del Jiloca”.
Burela, un ejemplo histórico exitoso.
A más de 800 kilómetros de Burbáguena, en la costa lucense se encuentra Burela, un ejemplo histórico para la integración de migrantes. “Queremos que Burela sea conocida como el ayuntamiento de las 50 nacionalidades”, afirma Mario Pillado, concejal de migración del municipio. La localidad gallega, con una fuerte tradición marinera, ha experimentado un crecimiento demográfico positivo gracias a la llegada de personas migrantes de países como Cabo Verde, Senegal, Ghana, Perú, Marruecos, Colombia o Indonesia. El último informe del Ayuntamiento, fechado en octubre de 2024, cifra en 48 las nacionalidades presentes en el municipio y más de 9.000 habitantes.
“Queremos que Burela sea conocida como el ayuntamiento de las 50 nacionalidades”
En el caso de Burela, su crecimiento gracias a la llegada de población migrante ya comenzó hace medio siglo. La comunidad caboverdiana, la más antigua y numerosa, comenzó a asentarse a finales de los años 70, cuando muchos llegaron para trabajar en la construcción de una planta de aluminio. Una vez finalizada la obra, decidieron quedarse y ocuparon puestos en la flota pesquera local. Con el tiempo, han llegado hasta la tercera y cuarta generación, plenamente integradas en la vida del pueblo.
Denise es una de esas voces. Migrante caboverdiana que vive en Burela desde 2008, cuenta a Público, en un perfecto gallego, que llegó con un contrato para trabajar como camarera y aprender cocina. Hoy trabaja en una gestoría y destaca la buena acogida que tuvo: “Tuve mucha suerte porque ya estaban aquí mi madre, mi abuela y otros familiares. Viví con ellos, estudié, me casé y siempre me sentí bien acogida. Vivimos muy bien entre todos, hay muchas culturas y nos conocemos todos en el colegio, en el trabajo, en el barrio.”
Ella forma parte de la asociación Djunta Mó, que en criollo significa “unir las manos para construir”. La organización ayuda a los recién llegados a gestionar sus papeles, entender el funcionamiento de las instituciones y promueve la cultura de Cabo Verde. “Queremos que nos conozcan, que conozcan nuestras islas, nuestras tradiciones. Antes había más actividades para juntarnos los migrantes y los gallegos, queremos impulsar más este tipo de actos para unir culturas”, apunta.
También Hermelinda, peruana, encontró en Burela un lugar donde echar ancla. Llegó hace 21 años, fue presidenta de la asociación de peruanos durante más de una década y hoy es vicepresidenta de la Federación de Peruanos en Galicia. “Aquí nos hemos integrado muy bien. La situación en Perú está difícil y aquí hay seguridad y la gente te acoge con cariño”, afirma. “Los peruanos hablamos el mismo idioma, eso ayuda. Burela es un sitio pequeño, pero abierto”, explica.
Los migrantes siguen llegando a la costa gallega. En diciembre Burela acogió a cien nuevos refugiados procedentes de Malí, Mauritania y Senegal. El centro de acogida habilitado comenzó a funcionar antes de lo previsto, debido a la emergencia en Canarias. Pillado explica que la reacción vecinal fue positiva: “Algunos vecinos decían que antes, en invierno, la zona del centro estaba vacía y les daba inseguridad. Ahora, con la llegada de los refugiados hay mucho más movimiento en el pueblo y se sienten más tranquilos, incluso han ido a conocer a los nuevos vecinos.”