¿Por qué se llaman varones Unidos y no hombres Unidos?
Mi suposición es que saben que "hombre" no designa tanto a la persona de un género sino a la institución de ser humano. (Institución en el sentido que le dan algunos sociólogos)
Pero la institución hombre supone que necesariamente para gozar de los privilegios de la misma sea de ser de un cierto género al punto de que cualquier otra atribución de género está vetada por el propio nombre de la institución.
En este caso el nombre no es un sonido vacío sino una declaración de hegemonía.
Si se llamasen hombres Unidos estarían dejando en evidencia tal pretensión hegemónica y por lo tanto ellos dirían que alimentan su propio enemigo.
Así que fueron al nombre varones Unidos. Y la palabra varón designa una realidad mucho más corta ligada a una pretensión biologicista observable a partir de la forma externa del cuerpo.
O sea manifiestan claramente su propósito de utilizar un discurso pseudocientífico para mantener aquella hegemonía que ocultan.
Al ocultarla revelan que son el relevo contra quienes se rebelan.
Tal apropiación es realizada desde el discurso del poder.
Por eso no es posible ir en contra del orden establecido y mantenerse siendo varón o mantenerse siendo hombre.
Por eso al uno decir que ya no es hombre lo que está haciendo es excluyéndose del sistema de privilegios. Claro está que la visualización objetivante social establece otras cosas.
Nos impide privarnos de ese sistema de privilegios porque si pudiésemos hacerlo él mismo dejaría de tener su sustento en una aparente naturalidad.
Por eso la práctica y la insistencia en el discurso y en una de forma de vida que realmente sea agénero, me parece el único derrotero seguro para enfrentarse a ello.
Todo eso está expresado de una forma muy conceptual. Y está bien que así sea.
Pero se basa antes que nada cuando es auténtico en un efectivo sentimiento de no querer ser parte de ese club del abuso.
Desde la infancia somos enseñados en una enorme cantidad de formas de micro abuso que la propia estructura social tiende a invisibilizar. Los que fuimos criados en los años 60 y principio de los 70 aún más que los que han sido criados en tiempos más recientes.
Pero algunos, llegado algún momento de nuestra vida, sentimos que había alguna forma dentro de ese conjunto que violentaba nuestra sensibilidad.
Es parte de la estructura natural del homo sapiens el tener simpatía por el que es percibido como sometido o como convertido injustamente en débil. Tal estado de cosas deviene no de una debilidad o sometimiento natural, que forma parte de las reglas de la naturaleza, sino de un estado de organización convencional del poder.
Cuando uno siente que está siendo beneficiado de forma injusta en contra de otras personas tiene dos caminos a seguir. Por un lado justifica tal orden de cosas y se hace parte del sector dominante. En tal situación uno se convierte en el malvado de la película. Pero todo malvado cree que es un héroe.
El otro camino es enfrentar esa situación e intentar deconstruir aquellas cosas que se nos presentan como naturales e inevitables.
Llegado cierto lugar de ese proceso de constructivo es inevitable darse cuenta que la estructura de género vigente en la sociedad tiene por finalidad establecer dominados y dominadores, establecer quienes controlan las cosas y quiénes son excluidos del control.
Por eso incluso las reivindicaciones de un género masculino reconstruido de otra manera son inconducentes a largo plazo. Son como la social democracia: pueden tener buena intención pero tropiezan con sus propios componentes ideológicos surgidos de la construcción dominante.
Por eso abrazar la causa agénero, o sea convertirse en algo que podíamos llamar cuir qüir o queer, es el camino imprescindible para poder ir más allá y cambiar el mundo.
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