A veces en #fantasíaparadummies somos así.
Capítulo 927: Ver la cigüeña en Zamora
¿Os ha pasado alguna vez que habéis empezado a hacer algo y que os habéis arrepentido a medio hacer y os ha dado vergüenza dejar las cosas a la mitad y habéis acabado haciéndolo?
¿Habéis querido hacer alguna vez algo con muchas ganas pero la vergüenza os impedía dar el paso?
Supongo que ambos. Asumo entonces que sabéis que estoy hablando de la segunda acepción de vergüenza:
«Turbación del ánimo causada por timidez o encogimiento y que frecuentemente supone un freno para actuar o expresarse»
Creo que ya va siendo hora de que se ponga esa como primera acepción ya que: «Turbación del ánimo ocasionada por la conciencia de alguna falta cometida, o por alguna acción deshonrosa y humillante» es un poco demasiado del mundo aristocrático para mi gusto.
Así pues, hoy vamos a jugar con la vergüenza en #fantasía como motor, oportunidad y consecuencia.
Motor fantástico.
El hecho que rompe con la realidad muchas veces se manifiesta ante un sentimiento que nos supera. Todo el mundo ha tenido vergüenza alguna vez, aunque quizá no tanta como para querer desaparecer.
Que esta emoción genere un hecho fantástico se suele asociar a la narrativa con un personaje adolescente. Hemos visto unos cuantos personajes en narrativas superheroicas que descubren así su potencial. Siendo la trama habitual de personajes invisibles.
Lo curioso es cuando ese motor se convierte en el único modo de alcanzar ese estado. Entonces se podría estar jugando con una narrativa humorística o de fracaso por la que tengamos que poner en evidencia de manera constante al personaje para que sucedan hechos fantásticos lo que se retroalimenta y puede ser un pelín tóxico.
Oportunidad fantástica
La vergüenza tiene dos usos principales como oportunidad en las historias de fantasía.
Puede ser un elemento que nos ayude a empatizar con los personaje o puede servir de facilitador para el tránsito fantástico.
El tránsito fantástico es el momento en el cual pasamos del mundo cotidiano al desconocido. La vergüenza en el real nos puede lanzar de cabeza a lo desconocido, generando esa incoherencia que potencia el discurso que rompe con la imposición de la normatividad.
No obstante...
Desafío fantástico
Lo normal sería que alguien con propensión a la vergüenza sufra esa misma condición en el mundo desconocido, es más, lo lógico sería que no fuese realmente un personaje protagónico, sino secundario debido a ese esfuerzo activo para oponerse al desarrollo de la trama.
Pero claro, si la vergüenza tuviera otro poder o afectase de cierta manera a personajes poderosos...
Imaginemos que tenemos una magia basada en la personalidad, un poco como en Sel, pero no exactamente.
La manifestación de poder mientras sintamos vergüenza puede teñir nuestros esfuerzos, hacer que las cosas no sucedan de la manera que esperamos. La forma lógica de plantearlo es: la primera vez es un incordio, la segunda es una ayuda inesperada, la tercera es un desastre, la cuarta te bloqueas y a la quinta aprendes a dominarlo, porque no queda otra.
Y así lo dejamos por hoy. Otro día vamos con más sentimientos. Cuídense.











