Cuando reivindiqué una antigua (comillas) canción de Belén Aguilera días atrás ignoraba que Laberinto esperaba en varias de mis listas.
Yo saqué a relucir su olfato compositivo, tan contemporáneo y atinado, aduciendo que sus creaciones podrían mimetizarse con las de reputadas aspirantes a divas -no offending, solo describing- internacionales.
Lo mantengo.
Aquí estamos a por peras. Se aprovecha poco la belleza que hay.
Quién me iba adecir que su próximo movimiento de ficha sería un giro tan extremo. Laberinto suena a Allie X y a Samantha Hudson dándose mutuamente la comunión.
La primera parte tiene una cadencia rítmica que nos mete en la canción como si pretendiera hipnotizarnos, lo que paradójicamente la refuerza pese a aparentar cantar sin energía.
<<Aquí no hay salida
por eso me blindo.>>
El estribillo solo mejora esta impresión y refuerza la oscuridad que habita en la melodía, potenciada por el solo de sinte posterior. La fuerza del tema es que parece orquestal y electrónico a la vez, y que eso es lo más natural. Aunque lo mejor es el posestribillo, que, de repente, fraseando, agita el tema como un segundo estribillo.
Los coros eclesiásticos -o espectrales- redondean la pieza (y esa locución, <<¡CANTA!>>, que sugiere la obra de Gaston Leroux) ornamentando aquí y allá los ángulos de esa iglesia ambiental que ella transforma en salón de fiestas claroscuro, confirmando que nada está organizado al azar en la pieza. Y que poner en entredicho su audacia para manosear el pop hasta que brille es de necios.
https://www.youtube.com/watch?v=iCE5UCb_AbA
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